domingo, 3 de noviembre de 2013

Reducción de desastres

http://www.oei.es/decada/chernobil.jpgEn el Tema de Acción Clave dedicado a la contaminación sin fronteras nos referíamos a las consecuencias catastróficas de algunos “accidentes”, como el que supuso la explosión del reactor nuclear de Chernobyl, auténtico desastre ambiental y humano. Y señalábamos que, a menudo, no se trata de hechos accidentales, sino de auténticas catástrofes anunciadas. Intentaremos fundamentar aquí esta tesis y mostrar su validez general en todo tipo de desastres, incluidos los considerados  “naturales”.  Sólo esta comprensión nos permitirá hacer frente a los mismos y adoptar medidas efectivas para su reducción.
Las tormentas, inundaciones, erupciones volcánicas, etc., son fenómenos que aparecen ligados a las “potentes fuerzas de la naturaleza”, por lo que son denominados “desastres naturales”. Sin embargo, el hecho de que dichos desastres estén experimentando un fuertísimo incremento y se hayan más que triplicado desde los años 70 llevó a Janet Abramovitz (1999) y a muchos otros investigadores a reconocer el papel de la acción humana en este incremento y a hablar de “desastres antinaturales.
El recuerdo de algunos ejemplos nos ayudará a comprender la gravedad de este incremento de desastres, que caracteriza la actual situación de emergencia planetaria: http://www.oei.es/decada/katrina-6.jpg
  • Los archivos históricos señalan que durante siglos hubo inundaciones del río Yangtze en la provincia china de Hunau uno de cada veinte años, mientras que ahora ¡se repiten 9 de cada 10 años!
  • En la zona del Caribe y Centroamérica siempre hubo huracanes, pero en 1998, el huracán Mitch barrió Centroamérica durante más de una semana, dejando más de 10000 muertos. Fue el huracán más devastador de cuantos habían afectado al Atlántico en los últimos 200 años. Después vinieron otros, como el Katrina, de efectos igualmente destructivos y en número siempre en aumento.
  • Las olas de calor en la Europa húmeda se repiten a un ritmo desconocido hasta aquí, intercalando sequías e inundaciones…
Año tras año se superan los récords en desastres. Y aunque hasta aquí están afectando muy particularmente a quienes, víctimas de una pobreza extrema, ocupan zonas de riesgo en viviendas sin protección alguna, inundaciones como las que sufre el centro de Europa o huracanes como el Katrina muestran que no queda libre ninguna región del planeta, que nos enfrentamos, de nuevo, a un problema planetario.
Pero no se trata de desastres naturales: al destruir los bosques, desecar las zonas húmedas o desestabilizar el clima –señalan los expertos- estamos atacando un sistema ecológico que nos protege de tormentas, grandes sequías, huracanes y otras calamidades. Con otras palabras, las acciones humanas guiadas por intereses a corto plazo –contaminación, deforestación, destrucción de humedales…- que están contribuyendo al cambio climático, son responsables de la amplificación de los fenómenos extremos (Delibes y Delibes, 2005).
http://www.oei.es/decada/tantze.jpgCentroamérica, por ejemplo, tiene las tasas mundiales de deforestación más altas. Cada año la región pierde entre el 2 y el 4% de su superficie forestal. Sin esa protección necesaria, el Mitch se llevó por delante las desnudas laderas, puentes, casas, personas... Y el aumento de las inundaciones del Yangtze ha sido paralelo a la deforestación de su cuenca. Lo mismo sucedió en Bangladesh por la deforestación en la cuenca alta del Himalaya que causó la peor inundación del siglo también en el verano del 98.
El cambio climático ejerce presiones adicionales por las consecuencias del deshielo, lo que provocará –está provocando ya- condiciones de avalanchas y desprendimiento de lodos y desechos. Pero los desastres del deshielo van mucho más allá: el continente de la Antártida constituye el 10 por ciento de la superficie emergida de la Tierra, la mayor parte de ella cubierta por una enorme capa de hielo que si se fundiera haría ascender el nivel de los océanos cubriendo las zonas costeras en las que concentra hoy la mayor parte de la población. Un desastre, de consecuencias inimaginables, que ya ha empezado a anunciarse con la desaparición de algunas islas del Índico.
Podríamos multiplicar los ejemplos que vinculan claramente el incremento de los desastres con la actividad humana: baste referirse a la crisis de los arrecifes de coral, que están perdiéndose por efecto directo de actividades humanas que incluyen los vertidos de petróleo, de residuos, el desarrollo costero, la colisión de barcos, la deforestación y los cultivos de tierra adentro que ocasionan la descarga de sustancias dañinas, etc., amén de la extracción del coral y la sobreexplotación pesquera. Se pierde así la protección que estos arrecifes de coral ejercen de las tormentas, la erosión y las inundaciones: los efectos de los recientes “sutnamis”, con centenares de miles de muertos, han sido muy superiores debido a la destrucción de las barreras coralinas.
http://www.oei.es/decada/4.jpgConsideraciones como éstas llevaron a Naciones Unidas a instituir el Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales (1990-1999), con el propósito de concienciar acerca de la importancia de las consecuencias de todo tipo de desastres y la necesidad de su reducción. La experiencia adquirida en dicho tiempo y el hecho de que en la década de los noventa se observara un incremento significativo en la frecuencia, impacto y amplitud de los desastres, impulsaron a considerar el papel esencial que juega la acción humana y comprender la necesidad de la gestión del riesgo en la perspectiva del desarrollo sostenible. Así, en el año 2005 tuvo lugar en Japón la Conferencia Mundial sobre la Reducción de los Desastres Naturales, en la que se aprobó un plan de acción decenal para el periodo 2005-2015, se creó un sistema de alerta mundial contra los riesgos y se adoptó la declaración de Hyogo que recomienda fomentar una cultura de prevención de desastres, señalando los vínculos entre la su reducción, la mitigación de la pobreza y el desarrollo sostenible.
No será posible, en efecto, combatir el incremento de los fenómenos meteorológicos extremos –cuyos efectos devastadores acabaremos sufriendo todos- si ignoramos los problemas medioambientales y las desigualdades sociales (ver Reducción de la pobreza). Resulta particularmente chocante que las consecuencias de estos desastres dependan de inciertas ayudas humanitarias y que no exista un seguro mundial contra las catástrofes (naturales o no), que ponga fin a la vergüenza que supone la lentitud y precariedad de la ayuda internacional tras las catástrofes, mientras disponemos de costosísimos sistemas militares de intervención ultrarrápida.
Reflexiones similares son aplicables a los grandes incendios y a los llamados impropiamente “accidentes”, como señalábamos al principio, asociados a la producción, transporte y almacenaje de materias peligrosas (radiactivas, metales pesados, petróleo...): "accidente" es aquello que no forma parte de la esencia o naturaleza de las cosas, mientras que los escapes de petróleo durante su extracción, la ruptura de los oleoductos, las explosiones, las “mareas negras”… son estadísticamente inevitables, dadas las condiciones en que se realizan esas operaciones de extracción, transporte o almacenaje de los recursos energéticos. Y, de hecho, se están produciendo continuamente en el Ártico siberiano; o en Brasil, donde en julio del 2000 una mancha de crudo de más de 20 km cubrió el río Iguazú, amenazando sus maravillosas cataratas. Es también el caso del naufragio de los grandes petroleros, como el "Exxon Valdez"http://www.oei.es/decada/Prestige202002.jpg, que naufragó en las costas de Alaska, o el "Prestige", que se partió frente a las costas gallegas. Y lo mismo puede decirse de la tragedia de Seveso, en 1976: se habló de un fatal accidente, pero la enorme explosión era previsible por la gran cantidad de dioxina almacenada procedente de la purificación de los compuestos que se obtenían en una planta del norte de Italia.
No se trata, pues, de accidentes sino de "destrucciones anunciadas", perfectamente previsibles y cuya reducción exige la aplicación sistemática del Principio de Precaución y que la búsqueda de mayores beneficios económicos a corto plazo deje de primar sobre la seguridad de personas y ecosistemas (ver Crecimiento económico y sostenibilidad). Desde el accidente de Seveso, la Unión Europea introdujo unas “Normas Seveso” que constituyen un estricto régimen de seguridad en las instalaciones industriales peligrosas, pero que se aplican únicamente en Europa (Bovet et al., 2008, pp 28-29). Es necesario, pues, crear un nuevo marco internacional que evite la imposición de intereses particulares perjudiciales para todos, un nuevo concepto de cooperación y solidaridad para la reducción del impacto ecológico de nuestras actividades y el logro de un desarrollo humano sostenible (ver Gobernanza universal).

CUESTIONARIO SOBRE LA CRITICA DE EDGAR  MORIN SOBRE DESARROLLO TECNOCIENTÍFICO Y ECONÓMICO.
1.     CUÁL ES EL CONCEPTO TRADICIONAL (USUAL DURANTE MUCHOS AÑOS) DEL DESARROLLO TECNOCIENTÍFICO Y ECONÓMICO.


2.     CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS HOY EN DÍA DEL DESARROLLO TECNOCIENTÍFICO.


3.     CUÁL ES ELE PROBLEMA FUNDAMENTAL EN EL PROGRESO TECNOCIENTIFICO Y ECONÓMICO.


4.     QUÉ IDEAS INTRODUJO EL CONCEPTO DE DESARROLLO SOSTENIBLE.


5.     CUÁLES HAN SIDO LOS RESULTADOS DEL DESARROLLO TECNOCIENTÍFICO.


6.     EN QUÉ CONSISTE CIERTO TIPO DE ALFABETIZACIÓN CULTURAL QUE ACOMPAÑÓ AL DESARROLLO TECNOCIENTIFICO.


7.     QUÉ EFECTOS ORIGINADOS POR LA DISMINUCIÓN DEL SENTIDO DE LA RESPONSABILIDAD HA GENERADO EL DESARROLLO TECNOCIENTIFICO Y ECONÓMICO.



8.     CUÁL ES LA POSICIÓN DE EDGAR MORIN  SOBRE LA INCAPACIDAD PROFUNDA DEL DESARROLLO TECNOCIENTIFICO Y ECONÓMICO DEL MUNDO.
EJERCICIO

Podemos decir entonces que el desarrollo en el sentido únicamente técnico y económico provoca la agravación de las dos pobrezas –la pobreza material para tantos excluidos  y también una pobreza del alma y de la psique. Desarrollo humano significa entonces integración, la combinación, el dialogo permanente entre los procesos tecno-económicos y las afirmaciones del Desarrollo humano, que contienen, en sí mismas, las ideas éticas de solidaridad y de responsabilidad. Si además vemos ciencia, técnica, economía y beneficios como los cuatro poderosos motores del porvenir humano, hoy en día vemos también que no hay tampoco la regulación económica necesaria sobretodo en el mercado mundial actual que se ha desarrollado desde los años noventa. Hay la lógica de la rentabilidad, es una lógica que produce las poluciones tan comunes, que constituyen un peligro para todo el planeta. La única gran profecía de Karl Marx fue la idea de que la mercancía va a reemplazar todas las relaciones humanas. Hoy en día no son únicamente las relaciones humanas, las relaciones biológicas también, porque los genes –la vida misma- se han convertido en mercancías. Den algo que se puede vender: se puede hacer de los genes una propiedad privada.
Si vemos todos estos problemas, podemos decir que estamos en un Titanic planetario, con su cuatrimotor: técnico, científico, económico y de beneficios; pero no controlado éticamente y políticamente. No hay que subordinar más el desarrollo humano al desarrollo económico. Debemos invertir esto y subordinar el desarrollo económico al desarrollo humano. Ese me parece es el papel ético fundamental. No debemos ser simples objetos de este Titanic sin piloto, sino que debemos cambiar y ser sujetos de la aventura humana.

INSTRUCCIONES. Relaciona las columnas y anota el número en el paréntesis.

1. El sentido únicamente técnico y económico del desarrollo ha producido


(     ) Técnico, científico, económico y de beneficios.
2. El desarrollo humano significa

(     ) Podemos decir que estamos en un Titanic planetario, n o controlado  ética, ni políticamente.

3. La tesis del articulo es

(  ) Integración, combinación y dialogo permanente en los procesos tecno-científicos y la responsabilidad y participación de los individuos.

4. La conclusión del articulo es

(     ) No hay que subordinar más el desarrollo humano al desarrollo económico.

5. Son los cuatro motores del titanic planetario

(   )  Agravación de la pobreza material para los excluidos y pobreza ética.